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31 jul 2008

Dona sangre

Últimamente no he estado muy comunicativa en el blog. El patinaje y yo nos estamos tomando un tiempo sabático que no se cuanto durará.

Así que hoy no voy a hablar de patinaje, sino de algo que se puede necesitar algún día. Una donación de sangre.

Y es que el verano es la época en la que hay más desplazamientos, lo que lamentablemente conlleva más accidentes de circulación. Para salvar la vida de una persona en un accidente grave de circulación puede necesitarse que previamente hayan donado su sangre 30 personas. Aunque cada vez hay menos accidentes (según la DGT, han fallecido un 22% menos personas desde la entrada en vigor del carnét por puntos, que en cifras son 1424 personas menos), sigue habiéndolos. Y claro, teniendo en cuenta que también se necesita sangre para las operaciones quirúrgicas y para enfermos de leucemia, las cuentas no salen, ni en verano ni en el resto del año.

Los bancos de sangre necesitan constantemente hacer llamamientos urgentes porque sus reservas casi siempre están bajo mínimos. Además no pueden gastar toda la sangre que tienen en reserva, porque la ley les obliga a tener unas reservas para casos de "emergencias masivas", cosa que Madrid agradeció el 11 de marzo de 2004.



Si te he concienciado un poco voy a explicarte en qué consiste una donación y para qué sirve tu sangre.

Lo primero que tienes que hacer, es ir a donar. En Madrid hay dos entidades que se dedican a esto. Una es el Centro de transfusiones de la Comunidad de Madrid (situado en Vicálvaro, junto a Faunia), y otra es el Centro de Donaciones de la Cruz Roja (situado cerca de cuatro caminos).
El Centro de Transfusiones es una entidad pública que depende de la comunidad de Madrid y abastece a hospitales públicos. La Cuz Roja abastece a hospitales privados y al Centro de Transfusiones cuando éste lo necesita (esto significa la mayor parte de las veces).
Ambas envían sus unidades móviles para que no tengáis que desplazaros hasta sus sedes (mira que lo ponen fácil) en hospitales y en lugares concurridos, como la puerta del sol o zonas universitarias.

Para donar tienen que cumplirse unos requisitos mínimos que garantizan la seguridad tanto del donante como del futuro receptor, como ser mayor de edad, pesar más de 50 kilos, no padecer enfermedades de transmisión sanguínea y gozar de buena salud en general. Para cerciorarse de esto último, hay que rellenar un formulario y pasar un pequeño reconocimiento médico.

En el reconocimiento te miden la tensión arterial y la hemoglobina en sangre. Con hemoglobina baja (anemia), no se puede donar, ya que es peligroso para el donante, y además al receptor no se serviría de mucho.

El cuestionario también sirve para comprobar nuestro estado de salud, pues aunque uno se sienta sano, no siempre lo está. Te preguntan si te han operado de algo recientemente, si sigues algún tratamiento médico, si has viajado recientemente de zonas endémicas de paludismo, si has tenido conductas con riesgo de contraer enfermedades venereas, etc. Aunque luego todo esto se averigua también en los análisis previos al tratamiento de la sangre.
Aquí es donde entra la principal diferencia entre ir al centro de transfusiones o ir a la cruz roja. Hasta hace poco a las personas que habían viajado a zonas con paludismo directamente no se les permitía donar. En la cruz roja, a parte de las pruebas para detectar enfermedades como la hepatitis C o B, SIDA o sífilis, también hacen pruebas de chagas y paludismo. No se si en el centro de transfusiones también las hacen, pero estoy segura de que en la cruz roja sí.
Tras todo esto, se determinará si puedes donar o no.

Como me está quedando esto muy largo, otro día seguiré con el proceso de la donación.