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10 sept 2009

Mialgia diferida

El verano está acabando, y con su fin vendrá el otoño. Y el otoño, además de traer el frío y las hojas muertas traerá la vuelta a la rutina para algunos, y el inicio de nuevas experiencias para otros.

Si nos hemos mantenido activos durante el verano, lo más seguro es que no tengamos ningún problema, pero si nos hemos tomado un largo descanso o si comenzamos una nueva actividad, lo más probable es que después del primer día acabemos con las temidas agujetas.

Alguien dijo una vez que si aparecen después de realizar una actividad, es que dicha actividad les hacía falta a los músculos doloridos.

Se dice que lo mejor es evitarlas, comenzando la vuelta a la rutina de manera progresiva. Pero esto no vale si el ejercicio es nuevo o se trabajan los músculos de una manera diferente. En este caso las agujetas son seguras si se ha trabajado algo.

Científicos de todo el mundo aún no se han puesto de acuerdo con los mecanismos fisiológicos que las causan, y ni mucho menos en algún método rápido para quitárnoslas de encima. En lo que más o menos sí se han puesto de acuerdo es que NO son debidas a la acumulación de ácido láctico, y que eso de tomar agua azucarada no sirve de nada.

Se piensa que sobre todo son debidas a la inflamación producida por microroturas fibrilares y acumulación de toxinas por la misma razón.

Yo no soy científico, ni médico y además no me disgusta del todo tener agujetas (si no fuera por la debilidad muscular que conllevan, me parecerían una sensación bastante agradable). Pero voy a poner a continuación las cosas que yo hago y que me funcionan más o menos y la explicación que yo le encuentro (que puede ser erronea, en ese caso agradecería al amable lector que me saque de mi ignorancia con un comentario).

- Calentar bien antes de hacer la actividad. El calentamiento además debe tener algunos estiramientos. Esto puede que no evite su aparición, pero serán mucho menores que si no hubiéramos calentado.

- Estirar bien después. También se supone que esto las atenúa un poco.

Una vez han aparecido

- Duchas alternadas de agua caliente y fría. Esto reduciría la inflamación. Es un truco que descubrí hace poco y que a mí me funciona muy bien.

- Hacer los ejercicios que causaron las agujetas. Tras haber calentado, por supuesto, y si es posible de menor intensidad. Esto aumentaría el riego sanguíneo de la zona y ayudando a eliminar toxinas acumuladas.

- Estirar. Esto no sé si ayuda, pero da un gustito...

- Masajear el músculo. También da gustito (aunque si las agujetas son fuertes, el gustito aparece cuando dejas de masajearte), y creo que ayudan a bajar la inflamación.

También hay quien recomienda antinflamatorios, pero yo no soy partidaria de la automedicación, así que nunca los he tomado como remedio. Creo sinceramente que antes de tomar cualquier medicamento hay que consultar a alguien que sepa (médico o farmacéutico, no un conocido que sabe mucho) incluso en medicamentos sin receta, y siempre leer es prospecto, que para algo está (además la Ley de Murphy dice que siempre abrirás la caja por ese lado).

Y tú ¿Conoces algún otro método? Compártelo con el mundo y mis escasos lectores con un comentario.

PD: Este artículo está dedicado a aquellos que me han dado la vara durante largo tiempo para que actualice ¡Sí, tú! ¡Te digo a tí!.
La verdad es que ya tocaba. Hace tres años que comencé a escribir este blog (como pasa el tiempo) con la idea de escribir al menos un artículo al mes. Como dejé de patinar y perdí el contacto con el mundillo (aunque me encantaría volver cuando mis circunstancias me lo permitan), no se me ocurría nada que escribir, aunque tengo varios temas a tratar pero no tengo claro como desarroyarlos.
También es posible que el blog derive, como es lógico, a actividades con las que ahora tengo más contacto, como la danza.

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